“…En las condiciones sociales de la Jerusalén imperial, el mensaje y la figura del Nazareno no podían menos que chocar, a la vez, con los vetustos principios del judaísmo oficial y con las bases imperiales de la propia Roma, y así es como el proceso a Jesús se erige en "modelo de acontecimiento histórico en el que sólo el tratamiento simultáneo de los elementos políticos, religiosos y jurídicos allana el camino hacia la comprensión" (Cuena, 2018).…”