“…Dentro de las prácticas de retención también sobresale: primero, el impulso a los trabajadores brindando las herramientas tecnológicas necesarias para esta generación, que ha tenido mayor contacto con los avances en cuanto al uso de internet, uso de redes sociales, manejo de aplicaciones y programas, etc. (Bissola & Imperatori, 2010;Carpenter & De Charon, 2014;Muttoni, 2011); segundo, los planes de sucesión, que cobran relevancia más aún para el problema que se ha planteado en el presente artículo (Barkhuizen, 2014), para estar preparados ante el cambio generacional que es inminente; y tercero, están aquellas recomendaciones que, si bien se habían realizado años atrás, son clave durante la actual emergencia sanitaria, como es el caso de implantar políticas que motiven el cuidado de la salud de los trabajadores llevando a reducir costos y evitar el ausentismo (Anshul et al, 2018;Deal et al, 2010); brindar alternativas de flexibilidad para lograr equilibrio entre el trabajo y la vida (Barkhuizen, 2014;Carpenter & De Charon, 2014;Deal et al, 2010;Hassan et al, 2020;Kleinhans et al, 2015;Kumar & Velmurugan, 2018;Madara et al, 2018;Muttoni, 2011;Navós, 2015;Twenge, 2010); y proponer, organizar y ejecutar programas de capacitación sobre inteligencia emocional y manejo del estrés (Hassan et al, 2020;Hassan et al, 2021;Pasko et al, 2021).…”