“…En cuanto a su aplicación práctica al contexto real de la sociedad, las mismas directrices, en términos de salud mental, que se apliquen en la población general tendrían un efecto positivo en el ajuste psicosocial en los distintos colectivos que conforman nuestra muestra. Éstas podrían ser, de acuerdo con la literatura científica (Bacon y Corr, 2020; Chen y Bonano, 2020; Horesh y Brown, 2020; Killgore et al, 2020;Petzold et al, 2020;Prime et al, 2020;Sibley et al, 2020;Soonthornchaiya, 2020;Yıldırım y Arslan, 2020): la no utilización de estrategias desadaptativas (consumo de sustancias, bloqueo y negación de las emociones negativas, etc), fomentar el uso flexible de la resiliencia en sus diversas vertientes (autoeficacia, optimismo/esperanza, adecuadas estrategias de afrontamiento, buena comunicación familiar y sentido de pertenencia a la comunidad/sociedad), incrementar las competencias socioemocionales (autoeficacia, apoyo sociofamiliar, regulación emocional, optimismo, etc), la promoción de un estilo de vida saludable (sueño y alimentación equilibrados, ejercicio físico regular, tiempo de ocio y hobbies, gratificante actividad sexual y adecuado higiene personal), entre otras.…”