Repensando las consecuencias bioéticas del monismo y el dualismo: el emergentismo sistémico como perspectiva epistémica superadora del totalitarismo

Abstract

Resumen: La comprensión de la conciencia ha sido durante siglos uno de los caballos de batalla del devenir intelectual, en tanto contexto en el que se han definido y redefinido las diferentes percepciones socioculturales, científicas, filosóficas e ideológicas del ser humano. Lejos de tratarse de un problema superado, se trata de una cuestión que, reformulada una y otra vez, en distintos ámbitos y contextos, retorna sin cesar al epicentro del debate intelectual, dadas sus consecuencias epistémicas y necesariamente éticas. En este trabajo se trata de mostrar cómo tal debate y sus posturas se alimentan de una percepción que se estima "anticuada" del problema, al afrontarlo desde una óptica esencialista (cifrada sobre un modelo de pensamiento basado en esquemas de razón-objeto), a la par que se propone una reformulación de la cuestión en términos procesuales, inspirada en la propuesta del emergentismo sistémico. Con ello, se pretende aportar un enfoque superador de un modelo intelectual que se estima obsoleto, a la par que se propicia una reflexión ética en torno a las consecuencias intelectuales ideológicas y prácticas devenidas de un sostenimiento artificioso del mismo en el ámbito de la ciencia.

From the breakdown of psychiatry during nazism and the Nuremberg Code, to the materialist neuropsychological model in contemporary science and society: A bioethical analysis

“…In today's world of the "neuro-something," which is basically just another successive iteration of reductionism, everything now seems to be explained by a "cerebrocentric" logic that replaces the old traditional soul-body or mind-body distinctions with brain-subject, brain-consciousness, or brain-identity distinctions (López-Muñoz & Pérez-Fernández, 2020b). Ultimately, it is often more a question of semantics, the type of discourse one is willing to take on in the context of contemporary science, than a question of substance.…”

“…It was Darwin's The Expression of the Emotions in Man and Animals, published in 1872, that opened up completely new expectations in this field, as it introduced evolutionary criteria to the mental sphere: it was not only biological mechanisms that had changed to adapt to the environment in a slow process of millions of years, but also behaviors and, predictably, souls. Indeed, only by understanding behavior as something that is in some ways also biologically inherited, and therefore capable of being shaped by the action of natural selection, does it make sense to question observable "behavioral differences" among human beings that go beyond metaphysical criteria of substance (Carpintero, 2003;Sáiz Roca, 2011;López-Muñoz & Pérez-Fernández, 2020b).…”