“…Sin embargo, todos estos usos hacen que este metal esté ampliamente disponible en el ambiente, especialmente en cuerpos de agua, y que por su alta toxicidad para el ser humano y diversos microorganismos, su remoción sea de especial cuidado [2]. Así, dada la necesidad de reparar los daños causados a nuestro medio ambiente y especialmente a nuestros cuerpos de agua, por la importancia que estos tienen para la vida, se han desarrollado varios métodos para la remoción de contaminantes en solución acuosa, entre las que se encuentran la precipitación química, osmosis inversa, intercambio iónico, entre otras, sin embargo debido a los altos costos y subsecuentes problemas de contaminación que muchas de estas generan, otras alternativas han surgido para esta tarea, resultados de diversas investigaciones han encontrado que la biomasa residual lignocelulósica es una excelente opción para el tratamiento de aguas mediante un proceso de bioadsorción debido a sus constituyentes como lo son: la celulosa y la lignina, además de numerosos grupos funcionales [3], que facilitan y favorecen en diversos grados la tarea de adsorción de los iones metálicos, así el uso de esta técnica se presenta como un proceso pasivo de mecanismo fisicoquímico que se realiza con biomasa no viviente y que se caracteriza por la interacción de los iones metálicos con ligandos presentes en las paredes celulares de la biomasa [4] hasta alcanzar el equilibrio entre adsorbato y adsorbente [5], con la ventaja de usar generalmente materiales de desecho de las agroindustrias que permiten obtener materiales adsorbentes a bajo costo y que además permiten aliviar el problema de la acumulación de estos desechos [6].…”