“…Por ejemplo, algunos estudios han analizado el efecto que tiene la capacidad de aprendizaje sobre el desempeño innovador de las empresas (Vos et al, 2018;Zhang & Zhu, 2019), y el rol del aprendizaje como precursor de la capacidad de adaptación de las organizaciones a las condiciones cambiantes del mercado (Kodama, 2019). Otros estudios han ahondado en diversos determinantes de la capacidad para innovar, como, por ejemplo, la habilidad de exploración, que se consigue mediante un proceso de aprendizaje (Khan et al, 2021), el dominio personal que alimenta a la motivación, el desarrollo del entrenamiento personal, la visión compartida y la capacidad creativa (Hirzel, 2017), así como la diversidad de experiencias técnicas (Betim et al, 2018). De hecho, autores como Lloréns-Montes et al ( 2004) han estudiado estas variables en empresas españolas de cuatro sectores productivos (agricultura alimentaria, manufactura, servicios y construcción), identificando una correlación positiva entre el aprendizaje organizacional y la capacidad para innovar (Abdul-Halim et al, 2019).…”