“…Además de los análisis puramente arqueobotánicos de numerosos yacimientos, muchos estudios se han centrado en delimitar la zona o zonas en la que se produce la domesticación de los cereales y su cronología (Abbo et al, 2010;Allaby et al, 2010;Heun et al, 1997;Ibáñez et al, 2018;Lev-Yadun et al, 2000;Purugganan and Fuller, 2011), así como en explorar y caracterizar el desarrollo y las causas de este proceso. Así pues, se ha trabajado por conocer mejor las especies involucradas y su domesticación (Arranz-Otaegui et al, 2018b;Caracuta et al, 2016;Willcox, 2006b, 2012;Weiss and Zohary, 2011), la variabilidad regional (Arranz-Otaegui et al, 2016b;Douché and Willcox, 2018;Weide et al, 2018;Whitlam et al, 2018), el cultivo pre-doméstico (Colledge and Conolly, 2010;Weiss et al, 2006;White and Makarewicz, 2012;Willcox et al, 2008Willcox et al, , 2009, las prácticas agrícolas o la tecnología (Arranz-Otaegui et al, 2016b;Eitam et al, 2015;Ibáñez et al, 2018) entre otros muchos aspectos. También, se han incrementado los trabajos centrados en la explotación de las plantas por parte de los grupos cazadores-recolectores demostrando que, con anterioridad a la domesticación de las plantas y la aparición de la agricultura, existió un largo periodo durante el cual se produjo una importante intensificación en la explotación y control de las plantas.…”