Este artículo pretende informar de la existencia de una invectiva inédita contra Política de Dios de Quevedo. Se copia en un manuscrito fechado en octubre de 1626 y dirigido a Antonio de Sotomayor, confesor de Felipe IV y consejero real. Quevedo pudo conocer la diatriba y aludir a ella en el prólogo de su edición autorizada de Política de Dios. La invectiva destaca en el contexto de la polémica en torno a esta obra por su extensión y su sistemática impugnación, por destinatario y alcance político: sitúa a Quevedo en el “bando contrario del privado” (Olivares) y achaca a “otra era”, la de Felipe III y Lerma, la corrupción denunciada por el escritor. Su texto permite adivinar las maniobras de enemigos del escritor, alentando en la sombra, ya en 1626, su enfrentamiento con el valido, que será definitivo a partir de 1630.