“…Particularmente, la literatura científica indica que, en el caso de los adultos con parálisis cerebral, se caracterizan por ser personas solteras, en aislamiento, con bajo índice de escolaridad y carencia de estudios superiores, así como se muestra una baja participación social en diferentes actividades de la vida diaria, entre otras manifestaciones, que destaca la falta de oportunidades para este grupo poblacional en la sociedad (González-Alonso y Matía, 2018; Huskin et al, 2017;Smith et al, 2019;Solís y Real, 2019;Tonugble et al, 2021). Contrariamente a dichas posturas, encontramos algunos estudios que revelan los procesos de socialización de las personas con parálisis cerebral en sus trayectorias de vida y además en los diferentes ámbitos presenciales como, por ejemplo, el educativo, laboral, recreativo y/o en espacios de terapia y rehabilitación (García et al, 2011;Jiménez, 2017;Maestro-González et al, 2018;Mendes et al, 2018;Santos et al, 2020;Sentenac et al, 2013). Si bien es cierto que en algunos de estos espacios se fortalecen y se amplían sus relaciones sociales, en otros, se promueven espacios que enfatizan situaciones de discriminación y exclusión por su misma condición de discapacidad (Huskin et al, 2017;Inahara, 2009;Mueller-Johnson et al, 2014;Ponsa et al, 2018;Wiegerink et al, 2006;Worrell, 2018).…”