“…El 48,57% fue de anemia normocítica normocrómica y no hubo relación con los niveles de PCR y ferritina elevados (p 0,129). Royo et al (2020), en su investigación reportaron en relación con la anemia normocítica, que esta es consecuencia de enfermedades crónicas como la insuficiencia renal, hepatopatías, procesos neoplásicos, autoinmunes o inflamatorios mientras que la anemia macrocítica es consecuencia por EPOC, tabaquismo, edades extremas, embarazo, déficit en la producción medular, déficit de vitamina B12 y ácido fólico y el uso de determinados fármacos, y por alteraciones en la membrana del hematíe, ya sea como consecuencia de alcoholismo o hipotiroidismo o por reticulocitosis causada por hemólisis adquirida o congénita u otras causas de pseudomacrocitosis como deshidratación, hiperglucemia, hiperleucocitosis o exceso de ácido etilendiaminotetraacético (EDTA), en el tubo de hemograma. Por esta razón, es importante reevaluar a la macrocitosis presente en el sexo femenino de 34,6% (n=18), y en el sexo masculino de 38,6% (n=17), (Tabla 4), que no sea causada por la enfermedad renal crónica por sí misma, sino que requiera, además, del tratamiento de hemodiálisis, ferroterapia y eritropoyetina algunos suplementos como ácido fólico, vitamina B12 o el tratamiento de la causa de base.…”