“…Este constructo forma parte del conocimiento psicológico en diferentes ámbitos de aplicación desde hace décadas, y es así como en la educación superior los estudiantes atraviesan por una serie de exigencias académicas y personales para lograr su formación profesional que, a su vez, los pueden llevar a asumir conductas resilientes que involucran el optimismo, la valoración, el apoyo externo y las expectativas realistas conformando una comunidad universitaria más adaptativa (DeRosier, Frank, Schwartz, & Leary, 2013;García & Torbay, 2012). Esto puede verse reflejado en la tendencia de muchos jóvenes que cursan carreras profesionales y alcanzan puntajes medios y altos en las escalas de resiliencia general (Caldera, Aceves, & Reynoso, 2016;García-León, González-Gómez, Robles-Ortega, Padilla, & Peralta-Ramírez, 2019). Dichas características resilientes pueden indicar que estas valoraciones positivas sobre su capacidad de enfrentar el estrés redundarán en la búsqueda de las estrategias y recursos necesarios para permanecer y continuar con sus estudios (Gravini-Donado, López, Marín-Escobar, & Ortiz Padilla, 2017).…”