“…Sociológicamente, sin embargo, la forma de concebir la profesión debe explicarse a partir de la estructura social y la configuración del mercado: habida cuenta del lento acceso de las mujeres (españolas) al mercado laboral y, sobre todo, de su difícil acceso a las profesiones intelectuales, parece factible que sus expectativas estén más condicionadas por las posibilidades (Bourdieu, 1980: 108;1998: 80-83) que por los rendimientos asociados y que la gestión de sus carreras se plantee desde criterios distintos a los de sus compañeros varones. En un ámbito artístico semejante, por ejemplo, dos estudios recientes sobre las intérpretes de música clásica en Francia (Ravet, 2003(Ravet, , 2007) mostraban que, a diferencia de los varones, las mujeres tendían a considerar el acceso a la orquesta como un éxito «en sí mismo», dadas las dificultades de selección; asimismo, a la hora de tomar decisiones, su vida familiar (cónyuge e hijos) constituía para ellas un factor de mayor importancia que en el caso de sus compañeros varones. Convendría, por tanto, considerar esta actitud de las mujeres ante la profesión -preferencia por la accesibilidad, motivaciones intrínsecas-a partir de su «habitus», es decir, considerando su trayectoria en un ámbito social caracterizado por la restricción de posibilidades y, por tanto, de expectativas.…”