Producción de cebada (Hordeum vulgare L.) con urea normal y polimerizada en Pintag, Quito, Ecuador.

Abstract

El objetivo de esta investigación fue evaluar la respuesta de la producción de cebada a la fertilización nitrogenada (FN) y el impacto de esta en el contenido proteico del grano y la disponibilidad de nutrientes del suelo. El estudio se llevó a cabo en dos sitios de la Hacienda Valencia, en la localidad de Pintag, Quito, Ecuador, entre marzo 2014 y febrero 2015. Se utilizó la variedad INIAP Cañicapa 2003, y la FN se efectuó con urea normal y polimerizada (urea + tiofosfato de N-n- butiltriamida). Se empleó un diseño experimental de bloques completos al azar con cuatro repeticiones en un arreglo de parcelas divididas [la urea (normal o polimerizada) fue la parcela principal y la FN (0, 30, 60, 90, 120, y 150 kg N/ha) la sub-parcela]. Se utilizó 110 kg/ha de semilla; 50% de la FN se aplicó tres semanas después de la siembra (al voleo) y 50% a las ocho semanas. El tipo de urea no afectó la producción (p>0,10), aunque el promedio fue diferente entre los dos sitios (4,33 y 2,08 t/ha para los sitios 1 y 2, respectivamente). El exceso de lluvia pudo limitar el efecto del tipo de urea. En promedio se obtuvo una respuesta cuadrática a la FN, con una dosis óptima de N (DON) de 90 kg N/ha y una producción de 3,41 t/ha. Esta DON fue similar a las dosis de N recomendadas para cebada en Ecuador. La FN aumentó el contenido de proteína en el grano hasta 14,50% (p<0,01) y acidi có el suelo, porque la nitri cación de urea produce H+.

EFECTO DE UN BIOESTIMULANTE EN EL RENDIMIENTO DE FORRAJE DE TRITICALE (x Triticosecale) EN SIEMBRA ESCALONADA ASOCIADA CON HABA (Vicia faba)

“…En sistemas de agricultura familiar la producción de cultivos y especies forrajeras normalmente se realiza con escaso uso de fertilizantes sintéticos; los agricultores emplean guano de corral o abonos tipo compost en el momento de la siembra (Pinedo et al, 2020). De acuerdo a la FAO (2019), si bien la actividad agrícola se sustenta en el uso de fertilizantes (origen mineral, sintético y orgánico), empleados en forma racional pueden favorecer la producción de biomasa y contribuir a aumentar la materia orgánica y la salud de los suelos (FAO, 2019), sin embargo, el uso indiscriminado de los fertilizantes sintéticos pueden deteriorar el sistema suelo y en el mediano y largo plazo sería menos productivos y como consecuencia puede afectar negativamente la seguridad alimentaria (Corrales-Gonzáles et al, 2016;Lema-Aguirre, 2017;Plana et al, 2016;Scharf, 2015).…”