Las primeras secciones de este artículo discuten las circunstancias históricas que determinaron el surgimiento del español mexicano como variedad independiente del peninsular; también describen los dialectos geográficos y sociales del español mexicano contemporáneo a la luz de los estudios realizados o dirigidos por J.M. Lope Blanch. La segunda parte compara los fenómenos fonológicos y sintácticos que caracterizan la variedad mexicana y la variedad del suroeste de los Estados Unidos. Aunque los datos lingüísticos aquí presentados ponen en evidencia un sinnúmero de semejanzas, la autora presume que la variabilidad del español mexicano es mayor que la del español chicano, dado que la explosión demográfica, la intensa migración interna y el crecimiento de los medios de comunicación masiva en México han puesto en contacto a hablantes de distintos orígenes geográficos y sociales. Finalmente, como el español chicano es muy similar al mexicano y menos variable que el mismo, la autora propone una posible planeación lingüística en el suroeste basada en una variedad chicano-mexicana.
IntroducciónLos vínculos histórico-culturales entre el pueblo mexicano y el pueblo mexicano-americano son comúnmente aceptados como fenómeno natural cuando se discuten las relaciones entre México y Estados Unidos, el estilo de vida, las costumbres y, en general, la idiosincrasia de ambos grupos. Muy pocos estudios, sin embargo, se ocupan de comparar minuciosamente, y bajo el marco teórico de una dis ciplina específica, la conducta o actitudes de mexicanos y mexicanoamericanos. El lenguaje, por ejemplo, como manifestación común, es mención obligada entre los conocedores del español mexicano y chi cano (Cárdenas 1975;Peñalosa 1980;Sánchez 1983), 1 pero en raras ocasiones se detallan las similaridades, como si éstas se irguieran en contra de los valores de dos pueblos con idénticas raíces. Quienes se ocupan de asuntos chicano-mexicanos con freeuencia aducen que -cuando se trata del idioma-los mexicanos discriminan a los chicanos, porque éstos han adoptado formas de comportamiento ajenas a lo "netamente" mexicano. Los chicanos, por su parte, de acuerdo a las percepciones de los mexicanos, reaccionan de dos maneras diametralmente opuestas: (1) o se sienten cohibidos ante la presencia de mexicanos nacionales y reprimen el uso del espanol, si es que lo dominan, o (2) expresan lealtad a su propia variedad sin tornar en