“…En este contexto de incertidumbre, y con el fin de tomar las mejores decisiones en salud pública, se vuelve un imperativo ético la generación de conocimientos. En el marco de una pandemia, la investigación debe superar diversos retos como el tiempo necesario para la generación de evidencias, el financiamiento para investigaciones clínicas que busquen alternativas terapéuticas, la disponibilidad del personal sanitario -quienes también se encuentran en un dilema al decidir si participar o no de un estudio-y, finalmente, el cumplimiento de las consideraciones éticas en este especial entorno, buscando el balance entre la necesidad de información y el respeto a los derechos de los pacientes afectados y sus familias [3,4] .…”