“…Honduras es uno de los países con mayor índice de desnutrición en América Latina, sin embargo, se cuenta con pocos estudios realizados en el país, ninguno de ellos del departamento de La Paz. De los 110 niños encuestados se encontró que el 10% estaba emaciado y se observó que es mayor el porcentaje de niños con obesidad 5%, sobrepeso 13% y en posible riesgo de sobrepeso 19%, sumando en total 37%, estos datos sugieren que hay mayor tendencia a los trastornos relacionados con la obesidad, dato similar a un estudio en la población escolar de Tegucigalpa, Honduras en el 2005 que presentó bajo peso en el 2% de los niños, 13% sobrepeso y 6% obesidad, (14) a su vez concuerda con un estudio reciente que indica que la prevalencia de obesidad en dos comunidades rurales una de Cortes y otra de Santa Bárbara, Honduras es significativa, variando según el sexo y la edad, (15) ambos datos nacionales son similares y concuerdan con estudios internacionales que indican que los trastornos relacionados con la desnutrición han disminuido pero se ha observado un aumento con los trastornos nutricionales relacionados con la tendencia al sobrepeso y obesidad. (16) Ninguno de los niños con emaciación, obesidad, sobrepeso y en posible riesgo de sobrepeso tiene mal rendimiento académico, independientemente de su 27-33 estado nutricional, tampoco han repetido algún grado escolar, ni han abandonado la escuela, esto pudiera deberse a la metodología de educación implementada por parte del ministerio de educación y el programa "Todos podemos avanzar" que se adoptó para evitar un sistema de educación excluyente y expulsador, (17) estos resultados son peculiares y contradictorios a lo que se reporta en la literatura internacional, ya que indica, que es imperativo mantener un adecuado estado nutricional porque el desarrollo cognitivo está vinculado con la nutrición de los niños, un estado nutricional deficiente tiene efectos adversos sobre el proceso de aprendizaje y el rendimiento escolar, asimismo los efectos de un mal estado nutricional en los primeros años se prolongan a lo largo de la vida, ya que incrementan el riesgo de padecer enfermedades crónicas (sobrepeso, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares) y esto está asociado con menores logros educativos en la adultez.…”