“…Pero una crisis de dolor de mayor intensidad no solo aparece en los pacientes oncológicos, sino que puede aparecer en otras enfermedades no malignas, como por ejemplo en dolor neuropático, en dolor múculo-esquelético, visceral y en el dolor postoperatorio. Es, por tanto, un dolor transitorio, en forma de llamaradas intensas que ocurren en el contexto de un dolor basal crónico persistente, pudiendo ser espontáneo o provocado por diferentes estímulos (17)(18)(19). Para algunos autores el dolor crónico persistente basal debe ser leve o moderado para poder hablar de dolor irruptivo (17,20), de lo contrario estaríamos ante un dolor incontrolado.…”