“…Sin embargo, no se consideran tanto el contexto social de los estudiantes ni sus características intrínsecas, por lo cual, se considera desfasado de la realidad.A tal respecto, señala Nemser (2019), el aprendizaje de la enseñanza para este modelo, implica que el profesor adquiera los principios y las prácticas que han emergido de los diversos estudios científicos realizados sobre la enseñanza, además, define la competencia en términos de la actuación, es decir, solo en la práctica.Por tanto, el profesor se convierte en un técnico quien para garantizar su enseñanza solo debe cumplir con su función instrumental, la cual indica que cuando aparecen problemas concretos, solo debe aplicar los principios generales y conocimientos científicos que se han realizado en contextos ajenos a su realidad, pues si los reproduce de forma exacta obtiene los resultados esperados.Otro modelo importante de abordar es el modelo práctico, en este modelo emerge como una crítica al modelo académico, busca reflexionar sobre la práctica que contempla la enseñanza concibiéndola como una actividad en la cual no existen recetas, ni normas, para construir el aprendizaje de los estudiantes. Para el enfoque académico, exponeFerman (2017), la enseñanza es una actividad aprendida mediante un proceso de ensayo-error, donde la relación profesor-estudiante es la manera más adecuada para transmitir los contenidos de las disciplinas de forma no reflexiva, conformándose una especie de rutina dentro del aula.Se puede interpretar que, bajo este modelo, el profesor/participante es considerado como un actor pasivo, quien se limita a recibir información, sin aportar sus opiniones, ideas, experiencias previas y conocimientos adquiridos durante su trayectoria como estudiante, lo cual solo contribuye a convertir su práctica en una rutinización de la enseñanza, repitiendo el patrón recibido durante su formación, con sus educandos.Por último, se abordó el modelo reflexivo que, para los teóricos de este modelo, el profesor es un profesional de la enseñanza quien se desenvuelve en situaciones complejas, cambiantes, inciertas, conflictivas; lo cual lo convierte en un investigador en el aula. En ese sentido, la reflexión pasa a formar parte de un proceso en el cual la investigación es un medio que le permite tanto al profesor como a los estudiantes aprender, al vincularse con los problemas reales de la comunidad; construyendo saberes en colectivo, no simples imitadores o reproductores de contenidos elaborados en otras latitudes, sino asumiendo posturas críticas ante las problemáticas surgidas en el contexto Atkinson (2018).…”