“…Si por algo se ha caracterizado la política educativa española es por el elevado número de leyes que se han ido sucediendo en las últimas décadas (Parcerisa, 2016;Saura y Muñoz, 2016), siendo probablemente la Formación Profesional (en adelante FP) la etapa que mayores cambios ha sufrido. En este devenir, a menudo se ha incurrido en lo que hace más de veinticinco años se llamó "ilusionismo legislativo" (Sancho, 1990), es decir, la creencia, convertida en lógica dominante, de que la legislación es suficiente para provocar cambios, con lo que el acento se coloca en la dimensión institucional, olvidándose del papel del docente como motor para la renovación (Monarca, Simón, Rappoport y Echeita, 2016).…”