Political Culture, Flag Use and Freedom of Speech

Abstract

Flag use generates passionate debates that fundamentally turn on questions of the appropriate extent and limits of freedom of speech. The national flag is a natural and forceful medium with which to express one's views about a nation. Yet its use in this way also generates controversy and emotionally charged reactions. The purpose of this article is to assess attitudes in political culture towards flag use in the context of wider freedom of speech considerations. By analysing events in Australia, the United States and New Zealand, the article argues that public responses to flag use as a medium of political expression demonstrate a flawed understanding of the meaning, import and effect of freedom of speech and its limits. This has significant implications, exposing the extent of fragility of freedom of speech on controversial issues, and its persistence despite differences between jurisdictions in the manner and extent of free speech protection.Arguments around the importance of freedom of speech 1 in liberal democratic societies are prolific, widely discussed (e.g.

Análisis del delito de ultraje a los símbolos nacionales (artículo 416 del Código Penal)

“…Por ejemplo, Gelber (2012) afirma: "la bandera es un medio natural y contundente con el cual se pueden expresar los puntos de vista de una nación". (Gelber, 2012) La misma Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a través de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (2010), ha evidenciado también la relación existente entre los símbolos patrios y la libertad de expresión, a saber: La Declaración Conjunta de 2008 recuerda que los estándares internacionales que permiten el establecimiento de límites a la libre expresión se refieren a la protección de la reputación de las personas individuales y no de las creencias o instituciones que, en sí mismas, no gozan del derecho a la reputación. Por esta razón, las restricciones de la libertad de expresión no deben usarse para proteger instituciones particulares ni nociones, conceptos o creencias abstractas como los símbolos patrios o las ideas culturales o religiosas (…) (Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2010) (el resaltado es propio).…”