Los enfoques negacionistas han adquirido un protagonismo destacable en el debate público. Aquí se analizan tres aspectos del fenómeno: 1) su carácter transversal en cuanto a núcleos de creencias e intereses originarios, que atraen fácilmente la atención por distanciarse de lo convencional; 2) la subestimación institucional del riesgo asociado, una vez constatada su capacidad para movilizar y captar adeptos con adscripciones ideológicas muy heterogéneas; y 3) algunos aspectos en los que el debate académico puede contribuir a la amplificación del fenómeno, explotando de manera poco afortunada las cautelas epistémicas relativas a criterios de demarcación, consenso especializado y metodologías de investigación interdisciplinar. Entre otros resultados, se sugiere prestar atención a las formas de negacionismo práctico que, por su convergencia con los objetivos e intereses del teórico, pueden generar dinámicas incontrolables de irracionalidad y conflicto social.