“…En gran medida los perros prehispánicos que se conocen provienen de la región andina y han sido recuperados en contextos arqueológicos de sociedades agroalfareras (Cabrera, 1934;Gallardo, 1964Gallardo, -1965Wing, 1989;Schwartz, 1997;Vásquez-Sánchez et al, 2009;entre otros). En el extremo meridional sudamericano, el registro prehispánico de C. l. familiaris ha sido confirmado en al menos 24 depósitos arqueológicos (Tabla 1), todos ellos generados por los grupos cazadores recolectores que ocuparon la región durante el Holoceno tardío (González, 1999;Acosta y Loponte, 2010;Acosta et al, 2011;Prates et al, 2010aPrates et al, , 2010bLoponte et al, 2016a;Day Pilaría, 2018;López Mazz et al, 2018;Castro et al, 2020;Loponte et al, 2021;Venanzi et al, 2021). En términos temporales, las dataciones radicoarbónicas (fechas taxón) sitúan cronológicamente a los perros precolombinos entre los 2.400 y 900 años 14 C AP; aunque a juzgar por algunos fechados contextuales habrían estado presentes hasta momentos inmediatos a la conquista europea (Tabla 1).…”