“…El manejo agronómico de B. cockerelli se ha realizado de manera cultural con mallas de poro pequeño que limitan el acceso del psílido a las zonas de cultivo y trampas pegajosas de color amarillo (Roller Trap) (Vereijssen et al, 2018); eliminar hospederos alternos dentro y fuera del cultivo (Delgado-Ortiz et al, 2019); así como acolchados plásticos de color gris-plata (Lozano et al, 2018). El manejo químico es el más usado por su rápido efecto y su alta mortandad sobre el insecto para la protección de la planta (Tucuch-Haas et al, 2020); efectuándose hasta 30 aplicaciones en el cultivo de papa para el manejo esta plaga (Cerna et al, 2012), con insecticidas superficiales (mineral de aluminosilicato, aceites minerales) (Vereijssen et al, 2018), de contacto (cipermetrina, cyfluthrin, dimetoato, pyriproxifen, esfenvalerato, spiromesifen) (Beltran et al, 2015;Cerna et al, 2012;Tucuch-Haas et al, 2010) y sistémicos (abamectina, aldicarb, cianiliprol, ciantraniliprol, imidacloprid, espirotetramat, endosulfan, disulfoton, ditiofosfato, tiametoxam, thiacloprid, methamidophos) (Carmo-Sousa et al, 2020Tucuch-Haas et al, 2020). Sin embargo, los métodos de control químico han desarrollado resistencia en B. cockerelli, la eliminación de enemigos naturales, fitotoxicidad en los suelos y cultivos agrícolas (Kolomiiets et al, 2019).…”