El presente ensayo relaciona los estilos de arte rupestre de la región atacameña con las formas de interacción social a lo largo del tiempo, desde el periodo Arcaico Tardío al Colonial (ca. 3000 a.C.-1800 d.C.). A partir de la información arqueológica disponible y de un largo programa de estudios, se propone que los estilos rupestres no sólo expresaron identidades locales vinculadas a las relaciones interculturales, sino también permitieron fundamentar un conjunto de prácticas simbólicas relacionadas con los imperativos económicos y sociales propios de cada periodo. Una perspectiva que considera las imágenes y su entorno como medio de almacenaje y de trasmisión de conocimiento compartidos, estrategias de validación de la pluralidad enredadas con las distintas aspiraciones y necesidades sociales que dan vida a la región y la localidad.