“…Por consiguiente, funcionan como parte del marketing urbano de las ciudades y de una publicidad que aún no se incorpora al desarrollo integral del espacio urbano y, en contraste, solo se concentra en los beneficios de determinados agentes particulares como los grandes empresarios.En la era del consumo masivo […], inundado de aparatos de fabricación barata y artilugios, se ha dado paso a un mundo en el que cada objeto es algo más que un objeto: cada uno se ha convertido o tiene el potencial para convertirse en estas circunstancias en una cosa(Harold, 2009, p. 599).Los lofts se han transformado en objetos que, aunque no se produzcan de manera masiva, se han replicado en varias ciudades del mundo. La percepción sobre una nueva forma de habitar la ciudad se difunde masivamente entre las páginas de internet, con una concepción vanguardista del vivir en la ciudad que incluye lo más sofisticado, actual y renovado de los diseños arquitectónicos: lo moderno, lo minimalista o lo clásico.En este sentido, como apunta ChristineHarold (2009), el objeto entabla una relación afectiva con los posibles consumidores. Los productos dejan de ser simples objetos materiales y se convierten en signos con gran poder de influencia, por lo que crean símbolos o íconos en los estilos de vida de sus dueños.…”