La reciente transformación de la mediación como una estrategia legítima y, en un número creciente de contextos, prioritaria para la resolución de conflictos conlleva la necesidad de proceder a la reflexión, el análisis y el debate acerca de cómo garantizar la mayor eficacia posible de las intervenciones considerando las características del contexto, de los participantes y del tipo de conflicto (Alcover, 2011). En particular, la utilización de la mediación en la resolución de conflictos en contextos universitarios por los defensores y las defensoras universitarios ha ampliado las competencias atribuidas habitualmente a las figuras de ombudsperson, convirtiéndose así en agentes activos implicados en la búsqueda de soluciones que no solo contribuyan a resolver el conflicto, sino también a restablecer, restaurar o mejorar las relaciones entre las partes.Así, la necesidad de adecuar la estrategia de mediación a utilizar con el ánimo de lograr este doble objetivo ha dado lugar al concepto de eficacia diádica (Bush y Folger, 1994; Kressel y Pruitt,1989): la mediación ha de servir para encontrar una solución o un DOI: http://dx