“…), que se tornan tan frecuentes que su presencia se asume como normal, por lo no se cuestiona su peligrosidad y son empleados indiscriminadamente, ya sea para limpiar utensilios y mesas de trabajo o incluso para quitarse la tinta de las manos. Pero, independientemente de lo familiar que sean en nuestro entorno de trabajo, debemos tener presente que se trata de sustancias nocivas, solo que los efectos adversos se presentan después de muchos años de exposición e incluyen desde problemas de piel crónicos, alteraciones cromosómicas, hasta daños al sistema nervioso central, leucemias y otros tipos de cáncer, como claman los investigadores biomédicos, pues la literatura científica es rica en reportes que documentan los efectos tóxicos de la exposición a estas sustancias, aún en el ambiente doméstico (Hooiveld, Haveman, Roskes, Bretveld, Burstyn y Roeleveld, 2006;Scélo, Metayer, Zhang, Wiemels, Aldrich, Selvin, Month, Smith y Buffler, 2009;Wang, Zhang, Lan, Holford, Leaderer, Zahm, Boyle, Dosemeci, Rothman, Zhu, Qin, Zheng, 2009;Berr, Vercambre, Bonenfant, Singh-Manoux, Zins, y Goldberg, 2010).…”