“…En mujeres embarazadas con leishmaniasis visceral, el peligro para la madre y el feto es grande. En las madres, la enfermedad es más grave, incluso mortal, y el feto puede ser abortado, mortinato o tener transmisión vertical de la enfermedad, la cual suele expresarse en su primer año de vida (11,12). Por ello, es obligatorio que la madre reciba tratamiento específico (11,12).…”