“…De acuerdo a todo lo anteriormente expuesto, queda en evidencia que las estructuras morfológicas tanto vegetativas como reproductivas que se utilizaron a lo largo de la historia taxonómica para diferenciar los taxones, fueron interpretadas con distintos criterios por los numerosos autores que los estudiaron (Kunth, 1817;Sprengel, 1825;Planchon, 1848;Klotzsch, 1847;Liebmann, 1851;Weddell, 1852;Miquel, 1853;Baehni, 1936Baehni, , 1937Hunziker & Dottori, 1976;Romanczuk & del Pero de Martínez, 1978;Dottori & Hunziker, 1994;Berg & Dahlberg, 2001;Henrickson, 2010;Oakley & Prado, 2013;Asmus et al, 2018;Souza, 2019;Chamorro et al, 2019;Zamengo et al, 2020) dificultando así la identificación certera de las entidades. Tomando en consideración la ausencia de un criterio homogéneo en la literatura en general y en la revisión de Berg & Dahlberg (2001) en particular, que llevó a esos autores a establecer numerosas sinonimias sin fundamentación explícita, sumado a los fuertes cuestionamientos realizados a dicha revisión (Torres & Luca, 2005;Henrickson, 2010;Oakley & Prado, 2013;Asmus et al, 2018;Souza, 2019y Zamengo et al, 2020, se presenta aquí un análisis morfodescriptivo de las estructuras vegetativas y reproductivas con importancia taxonómica para las especies nativas del Cono Sur Sudamericano.…”