“…Siguiendo las ideas de Frith (1996), Tagg (1999) y Vila (2002), Hernández Salgar (2012) afirma que, contrariamente "a la ilusión de la autonomía del arte", la música "contribuye activamente a la creación de la realidad, de los grupos sociales a los que pertenecemos, y de las identidades que asumimos" (p. 41). Quizás por esta razón, entre los trabajos académicos dedicados a analizar la relación entre música, etnicidad/racialización y nación (Wade, 2002;Hernández Salgar, 2009;Mendivil, 2010;Beezley, ed. 2018;Corti, 2018), es notorio encontrar que todos parten de asumir la eficacia que nuestros estados nacionales presentaron a la hora de configurar "comunidades imaginadas" (Anderson, 1983(Anderson, /1993Hobsbawm, 1984;Chatterjee, 2008).…”