“…Vinculadas a la música y orientadas a personas con o sin conocimientos musicales, estas propuestas incluyen tocar un instrumento musical, escuchar música, crear música, las cuales estimulan una gran variedad de funciones cognitivas, entre ellas la memoria (Zatorre & McGill, 2005) La exposición a un estímulo musical podría mejorar el desempeño cognitivo gracias a la modificación afectiva, emocional y fisiológica que la música induce (Altenmüller & Schlaug, 2015); (Rickard, Toukhsati, & S., 2005); (Rickard, Wing, & Velik, 2012). En efecto, el arousal emocional inducido musicalmente se encuentra acompañado por la liberación de neuroquímicos que moderan el desempeño cognitivo, así como por la liberación de los neurotransmisores involucrados en los mecanismos de recompensa y de placer (Chanda & Levitin, 2013), lo que puede resultar en el refuerzo de los procesos de formación de la memoria (Ferreri & Rodriguez-Fornells, 2017) tanto en modelos animales (Psyrdellis, Diaz Abarahan, Cetratelli, & Justel, 2017;Xiong, y otros, 2018) como humanos (Justel, O´Conor, & Rubinstein, 2013;Justel, Diaz Abrahan, Castro, & Rubinstein, 2016). En este punto se puede hacer una distinción entre diseños metodológicos donde la música está presente de forma simultánea al aprendizaje de una tarea, actuando sobre la fase de codificación (Ferreri & Rodriguez-Fornells, 2017), o de forma posterior a ella, afectando la consolidación de la memoria (Justel, Psyrdellis, & Ruetti, 2013;Justel, Diaz Abrahan, Castro, & Rubinstein, 2016).…”