“…Mientras los recursos naturales y humanos eran descritos ampliamente por los oficiales de la corona en sus visitas al Virreinato del Nuevo Reino de Granada, los criollos y los peninsulares ya afincados en el territorio desarrollaban la ciencia local desde los colegios mayores y las universidades; inventariaban las especies vegetales con potencial económico; fundaban periódicos; creaban bibliotecas públicas y particulares; fortalecían redes académicas a través de artículos y correspondencia, y discutían los libros de reciente circulación en salones y tertulias, como la Eutropélica de Manuel del Socorro Rodríguez; El Arcano de la Filantropía, de Antonio Nariño; la 2 Mojica, 2005;Langue, 2005;Rodríguez Sáenz, 2000y 2001Venegas, 2018;Uribe Urán, 2015López, 2012López, , 2018López, , 2019López, , 2020 del Buen Gusto, de Manuela Sáenz de Santamaría, y la de Rosalía Sumalave (Silva, 2002;Marín, 2008;Lux, 2014). Dichas iniciativas de sociabilidad ilustrada, según Martha Lux, demostraron la posibilidad y las ventajas de romper la división tradicional de los espacios femeninos y masculinos (Lux, 2014, p. 109).…”