El presente artículo intenta estudiar la concepción del mundo que subyace a la modernidad política peruana. Según nuestro punto de vista, esta concepción del mundo está caracterizada por lo que llamaremos ethos barroco. Aunque no es la única, su manifestación más importante es el fenómeno de la corrupción, desarrollado en el marco de la relación entre una forma de pensar y una forma de actuar: la utopía (derivada de una visión fantasiosa de la sociedad) y la anomia (resultado del incumplimiento de las normas sociales). En este sentido, queremos mostrar la paradójica doble relación entre ambos elementos, consistente, por un lado, en la contradicción discursiva entre el pensamiento utópico y la anomia política, y, por otro lado, en su articulación complementaria en el fenómeno de la corrupción. Debido a esta enigmática y compleja relación, en el Perú se ha instaurado un Estado que promueve la anomia y una Constitución que carece de legitimidad, en lugar de un verdadero Estado de Derecho.