“…Entre las investigaciones revisadas (Bernhardt et al, 2018;Builes y Gutiérrez, 2017;Correal, 2018;Fabregó y Viñas, 2010;Kangos et al, 2018;O'Brien y Rigazio-DiGilio, 2016;Orellana et al, 2016;Páez, 2019;Orellana et al, 2016;Pérez y Rabago, 2018;Prouty et al, 2016;Riveros y Garzón, 2014) se coincide en resaltar la importancia de los procesos autorreferenciales en los escenarios de supervisión y en los encuentros terapéuticos, debido a que, en síntesis, posibilitan la construcción y consolidación del estilo terapéutico a través de la integración de las propias experiencias, en relación con la familia de origen del terapeuta y sus emociones, como recurso propiciador de movilizaciones hacia el cambio en el proceso de intervención. La supervisión sistémica se requiere como contexto en el cual se presenta la integración de emociones y procesos teóricos que facilitan la autorreferencia, en cuanto ejercicio para mejorar el desarrollo de la intervención terapéutica.…”