“…En una sociedad compleja, los ciudadanos han delegado su derecho a estar informados a sujetos cualificados (los profesionales de la información y, por ende, a los medios de comunicación) y "en virtud de esa delegación, el ejercicio profesional del periodista (sujeto cualificado) se transforma en un deber que, a través de la empresa informativa, debe satisfacer las necesidades de información del sujeto universal: los ciudadanos" (Aguirre, 2016: 80). Asimismo, la diversidad de las sociedades actuales debe estar reflejada en los medios de comunicación, lo que implica, entre otras obligaciones éticas, la de incluir pluralidad de voces, ya que esta, por un lado, contribuye a la formación de opiniones sobre las que se toman decisiones informadas y, por otro, refleja la realidad social, que es plural (Aguirre, 2016). De hecho, "el periodismo de calidad debería luchar diariamente por la defensa del pluralismo" (Aguirre, 2016, p. 133).…”