Introducción. En Ecuador, las mordeduras de serpientes venenosas son un problema de salud pública. Sin embargo, no existe información hospitalaria reciente desde la Amazonía.Objetivo. Analizar retrospectivamente las características clínico-epidemiológicas de las mordeduras de serpientes en pacientes ingresados en un hospital de la Amazonía del Ecuador.Materiales y métodos. Se llevó a cabo un estudio transversal en el hospital provincial de Nueva Loja (Sucumbíos), que colinda con Colombia, 2017-2021. La información sobre las variables demográficas, epidemiológicas y clínicas, y la condición al egreso hospitalario, se obtuvieron de la ficha epidemiológica del Ministerio de Salud Pública.Resultados. En cinco años se hospitalizaron 147 pacientes (29,4 por año), sin que se presentaran muertes. Corresponden a 26, 34, 32, 29 y 26 casos, en el 2017, 2018, 2019, 2020 y 2021, respectivamente. Según el sexo, los más afectados fueron los hombres (n=99; 67,3 %), según el grupo etario, los de 21 a 30 años (n=28; 19,0 %) y, según la raza, los de etnia mestiza (n=94; 63,9 %), estudiantes y agricultores. La mediana de edad fue de 28 años (rango: 4 a 81). Hubo mayor prevalencia en abril, junio y septiembre. Todos los accidentes fueron causados por serpientes Viperidae. Veinte (13,6 %) casos fueron leves, 90 (61,2 %), moderados, y 37 (25,2 %), graves. La mordedura fue más frecuente en los pies (45 casos). El 53,1 % recibió suero antiofídico antes de la hospitalización y en el 19,8 % de los pacientes se colocó un torniquete. La mediana de tiempo de llegada al hospital fue de 5 horas (rango: 1-192), y lo más frecuente fue entre 2 y 3 horas (41 casos). No se encontraron diferencias estadísticamente significativas según la gravedad del caso.Conclusiones. Se evidenció una gran prevalencia de mordeduras de serpientes en el norte de la región amazónica-Ecuador, con mayor incidencia en la estación lluviosa y todas causadas por Viperidae. Es importante resaltar la mortalidad nula. Las campañas informativas sobre prevención y primeros auxilios, como la desmotivación del uso de torniquetes, serían fundamentales para reducir los casos, especialmente, en los grupos vulnerables.