“…En cualquier caso, para que la participación de los padres opere, estos deben tener una influencia real sobre las decisiones de la institución educativa, de forma que haya un vínculo directo entre sus opiniones y las estrategias ejecutadas efectivamente dentro de la institución. Para que esto suceda es imperativo que los maestros cedan cierto margen de dirección en la toma de decisiones pedagógicas y educativas, ya que mantener una postura de poder que impida que la participación de los padres tenga algún tipo de implicación, lo que produce es una reducción paulatina de la participación de los padres y a la postre una reducción en la calidad académica, por lo que se abre una paradoja debido a que los maestros consideran que la intervención de los padres es innecesaria ya que son los maestros los expertos pedagógicos y sin embargo, su participación aislada, sin la construcción conjunta con los padres, reduce la calidad educativa (Bertrand & Deslandes, 2005;Coninck, Dotger, Vanderlinde, R. & Walker, 2020).…”