La toxina botulínica es el tratamiento más empleado en medicina estética; en consecuencia, las quejas de la menor duración del efecto de la toxina en los pacientes son causa de preocupación entre los médicos. Los responsables de la fabricación y distribución de las toxinas niegan que exista una causa dependiente del fabricante con relación al acortamiento de la eficacia de las toxinas. El objetivo de este trabajo es analizar las distintas causas que, según nuestra experiencia, pueden repercutir en la duración del efecto de la toxina botulínica. Para ello se ha llevado a cabo una extensa revisión de artículos publicados sobre el tema. Las posibles causas de una menor duración pueden estar ligadas, de una parte, al propio paciente y su particular respuesta inmunitaria. De otra parte, están todas las causas no relacionadas con la respuesta inmunitaria. En primer lugar, la asociación de las diferentes toxinas comercializadas con las proteínas acompañantes, capaces de condicionar el tiempo de inicio o la difusión hacia los receptores neuromusculares. En segundo lugar, la gesticulación ligada a la expresión de emociones del paciente. Por último, la reconstitución de la toxina y la técnica de inyección del médico son otros tantos factores que influirán en la duración del efecto. En conclusión, para obtener buenos resultados hay que tener en cuenta todas las posibles causas que pueden influir negativamente en la duración del efecto, estudiar bien al paciente, aplicar los tratamientos con intervalos seguros y abstenerse de emplear toxinas de dudoso origen.