Los rituales guerreros y los sacrificios agrarios en el Cenote Sagrado de Chichén Itzá

Abstract

El presente reporte de investigación plantea el resultado de un estudio de carácter histórico, el cual tuvo como propósito explorar las razones religiosas que sustentan la realización de occisiones rituales y cómo se articulan estas con las formas de control estatal así como con la regulación de la actividad económica del grupo social en dichos sacrificios, estableciendo así, cómo se explican desde la propia lógica de la cosmovisión indígena. Todo ello a partir del caso concreto de los sacrificios de infantes y de jóvenes varones realizados en el cenote de Chichén Itzá.

Cenotes, dones de la naturaleza que resguardan herencia de la cultura maya

“…Todos los sitios mencionados en esta vía sagrada tienen la peculiaridad de ser lugares con agua dulce, por ejemplo, en Chakam Putún, hallaron el cenote Chik´in-dz´onot, luego se dirigieron a P´ole, donde tuvieron por madre a Ix P´ol, la mercader, y en el cenote Aké nacieron sus hijos y se nutrieron (Nájera y Morales, 2009: 238). Finalmente, en el K´atun 4 Ahaw xii (968-987 d.n.e) llegan al centro del mundo, a Chichén Itzá, donde existe más de un pozo natural que les permite la comunicación con el inframundo, donde se puede renacer y recrear un microcosmos, como el ordenado por las propias deidades, de esta manera los itzaes reordenaron la tierra, obteniendo, así, el derecho de posesión (Domínguez, 2015).…”

“…Los tres códices que contienen representaciones visuales de cenotes son: el Paris, que plasma un cenote en la página 16b, el Madrid, en los pasajes 43b, 49b 66a, 73b, 91b y 92a y, el Dresde, en los pasajes 27a, 28a, 29c, 33a, 33b, 36c, 38c, 39c y 43a (Domínguez, 2015) Cabe señalar que Velásquez (2017) usa en lugar del vocablo Ts´ono´ot, la palabra way para referirse a una cavidad acuática subterránea, por la cual se puede adentrarse al inframundo, es decir, un cenote; sólo que, Velásquez supone que en el Dresde se representan tanto cenotes inundados como secos. Para el propósito de este trabajo, se consultaron e interpretaron los pasajes contenidos en el Madrid, dado que este manuscrito prehispánico fue pintado entre los siglos XIV y XV d.n.e (Thompson, 1983: 42 -43), en alguna zona de Yucatán, cuando precisamente se celebraban oblaciones en el Cenote Sagrado de Chichén-Itzá.…”

“…Además, se sabe que los cenotes en el pensamiento maya tienen una función oracular, al ser la morada de los chaako'ob es el lugar donde los h´men ´ob (hacedores) obtenían las profecías (Nájera, 1987: 145-151), lo que concuerda con lo narrado por los cronistas que contaban que las víctimas eran arrojadas al Cenote con la intención de obtener los presagios de los chaako'ob (Domínguez, 2015). La presencia del tecolote es una alusión al ámbito del inframundo y un indicador de actividades nocturnas.…”

“…Los restos de niños persisten en las muestras esqueléticas de Folan (1961) y Piña Chán (1968), analizadas por el antropólogo De Anda en 2007, que identificó, con estudios tafonómicos y osteológico xviii , además de los restos de infantes, los huesos de varones jóvenes (probablemente guerreros) y un pequeño número de osamentas femeninas. Por lo que, quien escribe, nombró a los rituales sacrificiales identificados en el Cenote Sagrado como: rituales guerreros y sacrificios agrarios (Domínguez, 2014;. Los sacrificios agrarios son aquellos en los que las víctimas con marcas de tratamiento sacrificial peri mórtem son infantes.…”

“…Como rituales guerreros, se caracteriza a las ceremonias religiosas que involucran a los varones, ya que de las 125 osamentas, 31 cráneos son de hombres jóvenes, que, de acuerdo a lo expresado en las obras mayas, como Popol Vuh (2013), Chilam Balam de Chumayel (2001) y Los Cantares de Dzilbalché (2007), y en los propios materiales arqueológicos rescatados en el cenote, tales como los discos de oro (F, H y L), se puede señalar que estos varones fueron sacrificados mediante extracción del corazón y que muy posiblemente son guerreros cautivos, pues estos rituales tienen un propósito cinegético, en el que la ofrenda sacrificial es parte del botín de guerra, adquirido por los guerreros victoriosos, tal cual se mostró en el Códice Madrid (Domínguez, 2015;Morales y Domínguez, 2019).…”