Este trabajo pone de relieve las dificultades que experimentan los editores de fragmentos a la hora de atribuir la autoría de un fragmento debido a la transmisión, a menudo deficiente, de los nombres propios en las fuentes. Aufidio Modesto es un claro ejemplo, ya que solo fue citado con su nomen en una ocasión, mientras que el nombre de Julio Modesto –también gramático del siglo I d.C., pero anterior– es mencionado de manera completa en varios pasajes. Como resultado, los editores no solo han atribuido a Julio aquellos fragmentos que carecen de nomen, sino que también han dudado de la existencia de Aufidio. Este artículo da coherencia a la figura de Aufidio y ofrece claves para atribuir la autoría de los pasajes dudosos a un gramático u otro.