“…Como señalan Pablo Pérez y MarianaBusso (2018), el concepto de división sexual del trabajo es potente en tanto la brecha refiere a que los jóvenes son preparados para asumir las responsabilidades de un trabajo productivo mientras que las jóvenes cargan con el mandato de contribuir a la reproducción en el ámbito doméstico.Definitivamente, esto afecta las posibilidades laborales de las mujeres, quienes ocupan desde jóvenes los empleos más precarios y peor remunerados. El peso del trabajo doméstico no remunerado, traducido en mayor cantidad de horas diarias dedicadas a estas tareas, dificulta sus posibilidades de estudiar y/o de trabajar.En el caso de las mujeres, la juventud opera como un aspecto de la segregación que es en sí misma un modo de exclusión y de desigualdad social (DeOliveira, 2006;Rubio & Salvia, 2018).En este sentido es que presentamos entre los inactivos el porcentaje de los que asisten a un establecimiento educativo, ya que entendemos que el hecho de estar estudiando es el principal motivo de inactividad en la población joven, lo que varía en el interior del período entre un mínimo de 54%, registrado en 2007, y un máximo de 59%, en 2017 [Gráfico 1]. Efectivamente, podríamos inferir que más de la mitad de los jóvenes inactivos probablemente lo sean por encontrarse estudiando.En tanto, no es un porcentaje despreciable que dentro de los jóvenes inactivos 40% no asista a un establecimiento educativo, es decir, que su motivo de inactividad no esté asociado a encontrarse estudiando.…”