“…Esto podría derivar en un aumento de conflictos personales e interpersonales. En este sentido, ciertos estudios concluyen que el ciberacoso genera sobre víctima y víctima/agresor, sentimientos de ansiedad, depresión, baja autoestima, irritabilidad y trastornos del sueño (Garaigordobil, 2011), que revierten en un uso excesivo del móvil y un mayor uso problemático de Internet (Ehrenberg, Juckes, White y Walsh, 2008;Gámez-Guadix et al, 2013). De esta manera, tanto víctimas, como víctimas-agresores modifican sus hábitos sociales, laborales y/o académicos, suelen aislarse, y el móvil se convierte en un refugio para ellos, desde donde buscar relaciones virtuales más reforzantes, y como compensación social a las relaciones cara a cara con sus amigos (García del Castillo et al, 2008;Giménez et al, 2015;Kuss y Griffiths, 2011).…”