La posibilidad de reflexionar sobre las relaciones entre historia y antropología, ofrecida por este espacio de homenaje y reflexión a partir de la obra de Peter Burke, podría ser la ocasión propicia para presentar un estado del arte, como se decía una vez, si no fuera que esta posibilidad ha ido debilitándose con el tiempo y la globalización galopante nos ha vuelto conscientes que elaborar cuadros generales con algún valor empírico ya no es factible, particularmente porque no podemos continuar ignorando que circulan cada vez más informaciones, no necesariamente mediatizadas por las traducciones norteamericanas, sobre la relación disciplinar que nos ocupa en lugares hasta hoy no tomados en consideración como pueden ser la India, México o Italia.Así, lo que queda es elegir un recorrido a partir de la propia experiencia disciplinar, investigadora y/o docente, matizándola con algunas lecturas de textos que uno recorta por elección consciente o por azar, por sintonía o necesidad. En este sentido, vale decirlo de antemano, la lectura de algunas escrituras de Peter Burke nos ha servido de aliciente, en los últimos veinte años, para continuar insistiendo en la trivialidad de las fronteras disciplinares y, al mismo tiempo, de sostén en las diarias actividades docentes, ya que algunos de sus textos han marcado definidamente las bibliografías obligatorias de mis cursos de antropología histórica en ese lejano Occidente que es Venezuela. Actividades académicas, éstas, que se realizan dentro de un espacio mirado con desconfianza tanto por mis colegas antropólogos como por mis amigos historiadores, lo que no debe ser muy diferente, salvando las diferencias, de lo vivido por Burke cuando, después de llegar a Cambridge en 1979, intentó con Bob Scribner organizar un curso de "antropología histórica" cuya aprobación el Comité académico pospuso más de una vez, convencido que había "demasiada teoría" en el programa propuesto 1 . RESUMEN: La historia de las relaciones entre historia y antropología, presentes desde la formación de los dos campos disciplinarios, ha registrado acercamientos y alejamientos periódicos, hasta estancarse dentro de sus barreras universitarias. Por esto, para intentar encontrar un campo común de confrontación, se hace necesario recuperar algunos eslabones de la relación, a partir de la experiencia de cada uno en sus campos específicos de investigación. De esta manera, se analizan algunas posturas antropológicas e historiográ-ficas para entender esta ambigua relación, en el convencimiento de que, siendo el objeto de ambas disciplinas el mismo, aunque desfasado temporalmente, el diálogo se vuelve urgente, sobre todo frente al embate de los nihilismos epistemológicos que avanzan sus pretensiones para desbaratar ambas miradas.