“…Hasta ahora, se conocen más de 400 especies, siendo México uno de los países con mayor riqueza de especies de este género (Ricarte et al, 2015). Los adultos son florícolas (Figura 1a), mientras que, las larvas son saprófagas (Figura 1b) y se desarrollan en sustratos vegetales muy variados, contribuyendo significativamente a la descomposición de tejidos vegetales, como es el caso de las Cactaceae y Agavaceae, siendo particularmente interesantes las especies cuyas larvas se desarrollan en las cactáceas en descomposición (Rotheray et al, 2009;Martínez-Falcón et al, 2011;2017), ya que cumplen un rol importante en la degradación de la materia orgánica, contribuyendo significativamente en el reciclaje de nutrientes de las zonas áridas (Martínez et al, 2012;2017). En consecuencia, los adultos y las larvas de este grupo taxonómico de insectos participan en diferentes servicios ecosistémicos.…”