“…Se plantea la necesidad de obtener datos concretos que ayuden a evitar incidentes de seguridad que afecten a los usuarios, cuestión que se caracteriza por mermar su calidad de vida, evoluciones más prolongadas de la enfermedad o incluso el coste de vidas y unos gastos económicos relevantes en el entorno familiar, comunitario y social que desembocan en una pérdida de la relación coste-efectividad, comprometiendo la sostenibilidad del SNS público (Consejería de Salud, 2011;Contel, Muntané y Camp, 2012;Limón, Blay y Ledesma, 2015;Martín Lesende, 2013;Morales Asencio, 2013;Pericas, González, de Pedro, Morales, y Bennasar, 2014;Repullo, 2012;Terraza, Ingrid, Lorenzo, Luisa y Navarrete, 2006). Esto podría evitarse mediante la promoción de una cultura de seguridad, una formación y aprendizaje tras identificar áreas de mejora, que permitan elaborar protocolos de prevención y decálogos de seguridad en los cuidados que son aplicados (de Andrés Gimeno, Salazar, Ferrer, Revuelta, Ayuso y González, 2014).…”