ResumenEl estudio político de la moneda en los Países Bajos lleva al historiador a examinar el gobierno de la hacienda bajo dos enfoques: el de la autoridad política confrontada a la «violencia de la moneda» y el de los medios de gobierno. Desde Viena, la emperatriz puso en marcha una reorganización del sistema de los Países Bajos modificando el gobierno de las casas de moneda y las formas de acción de Bruselas. Así, en cierto modo inventó una práctica soberana de la moneda, concediendo a los mercados y a las corporaciones unas parcelas de su autoridad, en provecho de la creación de una moneda fuerte cuyo éxito fue aplaudido en toda Europa.
Palabras claveReforma monetaria; soberanía; Países Bajos; María Teresa de Austria.
AbstractThe political study of the currency in the Southern Netherlands raises the question about the finance government which can been seen in two general aspects: first, the political authority confronted with the « violence of currency», i.e. the violence of the market; second, under the aspect of the technical means. From Vienna, the empress ordered a revision of the system of the Netherlands by modifying the Brussels government of money. She « invented » in a way a sovereign practice of currency, granting a piece of her authority to markets for the benefit of a strong currency, the success of which was greeted in all Europe. EL ESTUDIO POLÍTICO de la moneda en los Países Bajos lleva al historiador a examinar el gobierno de la hacienda bajo dos enfoques: el de la autoridad política confrontada a la «violencia de la moneda» 2 y al de los medios de gobierno. Primero abordaremos la autoridad política. El gobierno de la hacienda, tal como lo concibieron Carlos V, Felipe II, los archiduques y los soberanos sucesivos hasta Carlos VI, tuvo que soportar las fluctuaciones de los mercados de metales y de cambio, y no siempre pudo negociar con los actores de dichos mercados. Fue preciso esperar hasta la reforma monetaria de María Teresa (1749) para que se equilibraran las fuerzas políticas y económicas, que siempre determinan el sistema monetario. En segundo lugar, debemos analizar los medios de gobierno. Desde Viena, la emperatriz mandó reorganizar el sistema de gobierno los Países Bajos modificando las formas de acción de Bruselas. Al modernizar la gestión política de la moneda, suprimiendo los viejos Maestros Generales heredados de las épocas borgoñona y española, promovió una nueva administración cuya acción resultó eficiente. Es evidente que, entretanto, la situación había cambiado. Los países vecinos de los Países Bajos, entre ellos Francia, estabilizaron sus sistemas monetarios en la década de 1720, de ahí que los espacios comerciales que dependían de ellos pudieron proceder a nuevos arbitrajes. Entonces fue cuando María Teresa pudo ejercer su autoridad monetaria, inventando en cierto modo una práctica soberana de moneda. El éxito de su reforma fue aplaudido en toda la Europa.