Este artículo tiene como objetivo trabajar la relación de la filosofía y la epistemología con el trabajo social, asumiendo una lectura genealógica de su devenir que nos permitirá poner en evidencia sus puntos de contacto y sus divergencias. Se presenta un análisis crítico de las posiciones más actuales sobre las producciones de Mary Richmond, reflexionando respecto de sus influencias, sus aportes y sus posicionamientos, preguntándonos ¿cuál es la conexión entre estas miradas, interpretativas, y las posiciones epistémicas más positivistas/funcionalistas del trabajo social, o incluso las orientadas hacia el marxismo/dialéctica, en tanto que estos dos enfoques han sido, en períodos diferentes, hegemónicos en la profesión/disciplina? Para elaborar esta discusión, hacemos referencia a otro campo disciplinar: los aportes de Ferdinand de Saussure para la lingüística estructural, y, por otro lado, el psicoanálisis. Estas perspectivas nos permiten considerar al lenguaje como principio ordenador y evidenciar la emergencia y actualidad del enfoque interpretativo. Planteamos esta lectura justamente porque consideramos que al trabajo social le ha costado, y le cuesta, incluirse en esta perspectiva, pese a las arraigadas tradiciones tanto técnico-instrumentales como teórico-epistémicas que abogan o promulgan la importancia de la interpretación. El final del texto abre a nuevas interrogantes, antes que a respuestas formalmente elaboradas. El punto de apertura y cierre, en espiral, es la reflexividad y la crítica.