“…Para abordar las dimensiones mencionadas, es importante que los docentes tengan presente una serie de orientaciones a considerar, puesto que este enfoque educativo va mucho más allá de una mera transmisión de información, debido a que pide cambiar todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, en la línea de cultivar actitudes positivas, (respetar, tolerar, valorar, abrir, empatizar, superar prejuicios y potenciar el sentido crítico), mejorar el autoconcepto del alumnado, (acoger, aceptar, cuidar la seguridad socio-afectiva, reconocer los progresos académicos, incentivar la participación escolar, ayudar a descubrir puntos fuertes e introducir elementos culturales), potenciar la convivencia y la cooperación entre el alumnado, descubrir parecidos culturales, incentivar aprendizajes y juegos cooperativos, conseguir integración socio-afectiva, resolver positivamente los conflictos surgidos, facilitar la comunicación intercultural, desarrollar actividades cívicas, potenciar la igualdad de oportunidades académicas y buscar el máximo rendimiento escolar de todo el alumnado. Para esto, es necesario considerar las diferencias culturales, por lo que se sugiere adaptar las planificaciones curriculares (Cernadas, Santos y Lorenzo, 2013;Jordán, 1996;Jokikokko, 2016;Santos, Cernadas y Lorenzo, 2014).…”