Nuestro trabajo tiene dos objetivos. El primero y más importante es proponer una nueva causa de las restricciones eléctricas sufridas durante el primer franquismo, consistente en las implicaciones que tuvo para el sector eléctrico el pacto firmado en 1934-36 entre Saltos del Duero y las empresas agrupadas en lo que se dio en llamar grupo hidroeléctrico. Por este convenio, Saltos del Duero se erigió en productor dominante y el grupo hidroeléctrico en distribuidor en dos zonas de España, la centro y la norte-noroeste, lo que convirtió a Duero en el principal decisor en materia de nuevas construcciones. Dicho pacto implicó un radical conflicto de intereses entre Duero, a quien le convenía moderar sus inversiones hasta tener garantizada la colocación de la nueva producción, y el grupo hidroeléctrico, deseoso de disponer de energía abundante. Los gestores de Duero, dominados por los problemas y la mentalidad de los años treinta, cuando el problema era la falta de demanda, dificultaron la respuesta de la oferta. El segundo objetivo, por último, es mostrar nuestras dudas acerca de la relevancia que tuvo la congelación de las tarifas en las decisiones de inversión.