“…Las investigaciones arqueológicas prehispánicas en el Nordeste argentino (NEA) fueron centrales en el desarrollo de la disciplina desde fines del siglo XIX (Ambrosetti, 1895;Torres, 1911;Lothrop, 1932;Serrano, 1950;Menghin, 1956;Rizzo, 1967;Caggiano, 1984;Ceruti, 1993;Poujade, 1995;Rodríguez, 2001) y, a comienzos del presente siglo, han cobrado un nuevo impulso de la mano del aumento de investigadores en la región. Esto condujo a la implementación de varios proyectos de investigación que se han centrado, a partir de enfoques teórico-metodológicos muy diversos, en problemas centrales para la arqueología de las tierras bajas sudamericanas, tales como la dispersión de poblaciones amazónicas, la arquitectura en tierra y la emergencia de la complejidad social (Acosta, 2005;Pérez Jimeno, 2004;Loponte, 2008;Iriarte et al, 2008Iriarte et al, , 2010Politis & Bonomo, 2012;Barboza & Píccoli, 2013;Castiñeira et al, 2014;Bonomo et al, 2015;. Este renovado interés por la arqueología del NEA se centró, en un primer momento, en aquellas microrregiones que presentaban un registro más conocido (Hocsman, 1999;Pérez Jimeno, 2004;Acosta, 2005) pero, más recientemente, ha comenzado a ampliarse a zonas menos exploradas desde el punto de vista arqueológico (Bonomo et al, 2010;Barboza & Píccoli, 2013;Apolinaire, 2017;Castro, 2017;Castiñeira et al, 2019).…”